CORONAS...
...Nunca
le hagas caso a un amante,
incluso la verdad te la dirá
mintiendo...
Sientes que ha llegado el momento
de que un nuevo anillo
se sume al nudo de las serpientes...
...sobre el cuerpo de lo visible
lo invisible reafirma ahora sus
derechos
con el rigor más severo:
sus relaciones,
largo tiempo difundidas
y mezcladas en la vida sobre la tierra
encontrarán en otro lugar su
baricentro,
en Alpreidelmar...
Se reivindica la supremacía del otro
mundo:
aislado, separado, silencioso,
vital,
que culmina en la flor de lo visible,
y tú eres para mí esa flor,
en Alpreidelmar...
por sobre el lago sopla el viento
y remueve la superficie del agua...
así se manifiestan efectos visibles de
lo invisible...
Allí donde los perros no consiguen
seguir las pistas
por la violencia del perfume de las
flores,
sorprende al viajero el Templo de
Antea...
Antea es la fuerza
que ayuda a la mirada a verse a sí
misma,
la capacidad de control,
la habilidad de dominarse,
de dominar,
la agudeza de la mirada,
la sobria elección de los medios
adecuados para alcanzar los fines:
todo esto aleja a la mente de las
fuerzas,
concede la ilusión,
eficaz a veces,
de utilizarlas sin ser utilizado por
ellas...
ilusión eficaz que con frecuencia se
confirma...
La mirada se ha vuelto indiferente
y lúcida hacia todo,
pronta a captar cualquier ocasión
y aprovecharla de nuevo...
pero, en esta mirada circular,
sigue habiendo una mancha negra,
un punto que la mirada no ve:
ella misma...
la mirada no ve la mirada...
no reconoce que ella misma es una
fuerza
como las que entonces pretende
dominar...
...Me pregunto quién eres
y un nudo se forma en mi garganta...
curiosa materia sin calificación...
conflicto infinito donde convergen las
dudas,
resueltas unas, por resolver otras,
y todo por venir, quizá para
marcharse...
Porque haber que tenemos aparte de
mucho porvenir...
La posición de los astros grita el
cómico teorema,
números repetidos e irrepetibles marcan
el nacimiento,
y es tu vida un poema que olvidarás
haber encontrado en una biblioteca
llena de telarañas...
Quizá seas, lo pareces al menos,
un producto del azar,
un arlequín que copia,
se inventa y comparte el juego,
y que no puede perder por ser el juego
puro juego...
Hay dioses con resaca que no apagan la
colilla,
dejan que se consuma poco a poco, sin
prisas,
deben tener el tiempo calculado con
errores despreciables...
Cronos entra en una relojería y se
compra un reloj de arena,
sin cronómetro...
Yo sé que no hay aires de grandeza ni
en tus obras ni en tus palabras...
quizá es la rabia
que se materializa cuando rindes culto
o enciendes una vela ante lo que no
ves...
Si, en eso han sido generosos esos
resacosos,
y un tanto cobardes...
No aparecen si les citas en aquella
farola...
¿Por qué lloras?...
¿No ves bien?...Ten en cuenta que...
¿Quién sabe?...
¿No fue siempre acaparar igual a
perder?...
Resultan emocionantes los quehaceres de
la humanidad...
Existen manuscritos
con una excesiva presencia de pies,
hablan de razón, de verdad –dad lo que
veis-,
de verdad de la buena
y de aquella que se nos escapó,
como todas...
Y los seres que crean los manuscritos
se congratulan de su noble empresa,
la definen unos como la redención de la
especie humana,
otros como libertad,
y otros objetan: “no me sea usted
paliza”...
Los más ni siquiera los crean,
no se lo creen,
no les enseñaron que deben utilizar las
manos,
y así van, de cabeza siempre,
tan razonables...
Son canchales de sonidos,
formas, signos escritos...
son estrellas de mar que no regeneran
brazos,
y si se deciden a hacerlo
las células ya están copiadas,
calcadas de un código genético
inmutable...
Existen otras leyes
que no se definen como fuerza de la
gravedad
ni constante de los gases nobles,
son fuerzas tan reales como las
piedras,
pero debe ser que todos han perdido la
vista...
La creación es vivir,
pero esto rompe algunos esquemas
–porque vivir es amar-...
La llave de las siete puertas
que conducen a dios sabe donde
la tragaste cuando naciste y nunca
podrás vomitarla,
y tú lo sabes,
porque es tu vida la búsqueda
incansable de tu sino...
Su fallo y nuestra ventaja
es poder pensar y poder sentir...
ahí precisamente se equivocaron,
si, esos dioses incapaces del mínimo
suicidio se equivocaron,
y mientras tú sigas cambiando
tu moneda por especias
algo impetuoso se estará formando en
las entrañas del planeta...
No sé quién eres y tampoco lo que
significas...
estás ahí, firme,
con los puños cerrados,
mirando a la nada,
pensando en tu impotencia,
y sigues respirando,
cada vez más fuerte...
No abandonarás tan pronto,
y yo tampoco...
Pero ayer lloré, y mucho...
toda queja lleva consigo un
sufrimiento,
y este se alivia en parte por la queja,
una queja muy pequeña,
imperceptible,
muy pequeña, muy pequeña...
Es imposible creer en la justicia
cuando sólo la podemos encontrar en los
diccionarios,
no podemos creer en los imperpavustus,
nadie nos los presentó...
y llega un momento en que los
imperpavustus nos hacen indiferentes,
sólo conocemos su nombre
y advertimos curiosamente que se
escriben con uve, nada más...
y pasado ese momento sabemos que son
buenos, malos, son simplemente, son...
Y los justos, los buenos imperpavustus,
gobiernan la Tierra,
la convierten en Edén,
sin saber nada,
sin intuir nada,
todo dicen hacerlo por buena
voluntad...
mientras, los injustos, los malos
imperpavustus,
son unos mediocres,
desgraciados, impotentes y desalmados
bichos salvajes
que lo saben todo,
que intuyen todo
y por eso nada les está prohibido...
¿De qué les serviría decir que está
lloviendo,
que la rosa se marchita,
que hoy su corazón se parte en mil
pedazos?...
Terrible respuesta para unas manos
y unos ojos que se han visto crecer,
un minuto, una sombra, una brisa, la
nada...
Todo concentrado en el núcleo atómico
de una esfera violeta,
un suspiro,
una descarga,
la música...
Con música hablas en el minuto,
triste insistencia
en no renunciar a la eterna caricia
de un alto mensaje,
minuto despierto, tranquilo y ya
acabado...
Torpe, inseguro,
detienes tu paso, por ese minuto,
por ese suicidio que inadecuado pasa...
Aprisionar el tiempo hasta llegar a
olvidarlo,
tiemblan sumisas las pestañas
y anuncian el sueño,
piden cansadas la paz de los campos
como la danza de las espigas
y los cipreses altivos...
el minuto que todo lo colma,
que todo lo aparta,
que llega hasta todo
por no ser de nada,
con nada,
por nada...
Grita...
¿Qué pides...
¿Qué estás rompiendo?...
¡Qué estás volando
sin saber que estás abajo
y son los océanos los que empujan tus
dedos y envuelven tus canas!...
Terrible minuto,
complejo y distante, temido...
¿Quién quiere apartarte?...
relegado a cálculos,
siendo así sesenta vidas perdidas,
tiradas, pequeñas...
somos incapaces de asirlas contra el
pecho
y sentirlas brillando...
Quisieras perderte en tan sólo un
minuto,
gritando a los dioses que todo es
mentira...
detienes tus pasos,
contemplando absorto la gracia que
emana de tus propias sombras
teñidas de luces del ocaso,
y por un minuto el color derrite el
muro...
ya no importa que un día todo se
olvide,
que incluso el presente no sea ahora,
porque ahora es siempre
y siempre este minuto...
Pero no cayó,
sólo tendió su cuerpo bajo la lluvia,
sólo formó parte de los caminos
mojados,
del perfume de la tierra cubierta de
aguas y mares de nubes...
Volvió sin miedo,
eterno retorno...
un brazo pesado sujeta otro brazo
ansioso de sueños,
de eternos saludos a la Luna...
Unidos en la noche sujetan unidos la
tierra,
las tumbas, los años, las aguas...
Discurren como limpias velas,
hablando los brazos con bocas de
plata...
Comprendió al fin
que su salida fue inútil,
su camino un tiempo circular
entorno a un eje imantado de prejuicios
acumulados
a través de las generaciones,
su destino una posibilidad de locura
derivada de la incomprensión...
Impotente y desnudo
permaneció en silencio bajo las
nubes...
sólo el tiempo puede perderse
y él nunca tuvo noción de lo que
representaba...
Un trueno poderoso descargó rencores
partiendo el día...
su corazón, también partido saludó acogiendo
la llegada de la lluvia...
algo muy fuerte se entretenía en unir
las distintas naturalezas...
Giró la cabeza y una lágrima resbaló
por su rostro
cristalizando un suspiro retenido en la
ausencia...
se alejó temblando,
cansado de su fracaso...
Entonces cantó el cuervo,
-“Privar
al café de azúcar no es la mejor forma de acostumbrarse a la ausencia”-...
jamás es siempre
y siempre este minuto...
después se oyó un disparo
y el cuerpo del cuervo cayó sin vida
sobre el escenario...
Mira, mira, contempla las sombras
cubren los tejados
y disipan la tierna claridad de unas
alas púrpuras bajo el sol...
son estas las que despiertan vida de la
muerte,
descubren trazos nunca imaginados,
ocultos bajo los colores que deforman
las formas ya ausentes...
Es odio, quizá la llama del amor más
puro
se vuelve daga y clava con sus garras
los ojos
donde no existe más que miedo,
miedo a lo desconocido y siempre
buscado,
tan vivo, tan alerta
como la pantera refugiada entre los
claroscuros y los sudores acobardados...
Grita, te digo,
y retuerces tus manos con gestos
gatunos,
controlando la energía de tu sangre
caliente...
Dispararon como bestias
y el héroe cayó llorando...
¿Qué solaz tendrá el guerrero?...
desnudo, en el silencio...
...quedan gotas de plomo que pesan
terribles,
ahogando las respiraciones,
haciendo de un minuto toda una
existencia,
el tesoro exquisito,
un minuto, toda la obra,
todo el sentido que pudiera tener el
dejar de permanecer para crear,
tal vez para elegir,
un minuto tan sólo...
poca cosa queda,
un minuto y una ninfa
con nombre robado...
una estrella parpadea
porque algo ya ha muerto,
en un minuto...
Perdía una y otra vez
descartándose de los reyes,
en lugar de conservarlos
como grandes tesoros,
porque los reyes carecían de valor
según su personal interpretación del juego
y más en aquella jugada...
y
comenzó a caminar al amanecer.
No había entrado en calor
cuando la tormenta comenzó a levantarse
desde poniente...
ni tan siquiera pensó en la necesidad
de un refugio,
si era la lluvia la que quería mojarle,
quién era él para no permitírselo,
quién era él para domesticar los
fenómenos naturales...
Deja que tenga sesenta razones para no
perderte,
será como quemarse en el agua,
o beber de la tierra,
poco importa...
Al otro lado de la calle,
en la plazoleta, justo frente al
semáforo en rojo,
una gabardina portadora de un anciano con
hombros descomunales
sujeta palomas teñidas de claros
blancos grisáceos...
llegan a él como a su casa,
las acaricia tiernamente y se dejan,
cómo no habrían de dejarse...
Nunca vi palomas tan contentas ni
anciano tan rejuvenecido,
porque no eran brazos lo que tenía por
extremidades superiores,
tan superiores que atraían a las
palomas
como dedos imantados y además sin alpiste,
eso era lo espectacular,
sólo caricias,
nada tan simple,
caricias como único alimento...
Al ladrido de un perro envidioso
se escaparon nerviosas,
sobrevolando las calles
hasta la ondulante bandera de una
residencia
ya vieja como sus huéspedes perpetuos
sin retorno al mundo...
Empezaron a bajar una por una
de su modesta fortaleza
y coronando su cabeza
o rellenando sus manos vacías
volvieron a posarse
seducidas por no sé qué extraño perfume
de aquel anciano milenario.
Sería su sonrisa,
o ese aire natural de quien espera sin
prisas
a quién vendrá sin retraso
al punto desacordado,
porque lo que menos importa es el lugar
y la hora de la cita...
Saben encontrarse,
hay algo entre ellos que los une para
siempre...
Paraíso siempre pintado,
siempre perdido,
aparecido en estados alterados...
¿y si no fuese así?...
y en las noches sensuales con cuerpo de
mujer ardiente...
mira, ya ves,
aquí el Edén, aquí un pobre diablo...
No se entienden las sombras en la noche
ni las estrellas en el día,
porque la noche es la madre sombra
y el día el fruto de la madre
estrella...
Unas palabras calaron mi alma...
la verdad es que no recuerdo si alguna
vez estuvo en mis manos,
sin embargo de alguna manera
sentí que llegué a besar... te...
Quizá lo llevara dentro,
quizá duro un instante su presencia,
pero estaba tan cerca, tan claro...
con la Luna decreciente
que se elevaba como diadema sobre tu
pelo...
La verdadera magia
no está ni en el sombrero ni en el
conejo,
ni siquiera está en...
...son nuestros sentidos los que
provocan gigantes
en lugar de molinos
y nuestra mente la ingeniosa dama que
los asesora...
No existe conjunción más perfecta
ni mecanismo natural tan
arrebatadoramente hermoso...
Después de todo
después de tanto...
¿Sería el castigo lo que buscaba?...
desde luego su comportamiento no tenía
más explicación
que el dolor por el puro placer del
sufrimiento...
y la herida se abría para poder ser
curada con dosis progresivas de cariño...
Introducía las llaves inconscientemente
y calculando –lo intentaba al menos-
los riesgos
al mismo tiempo...
esto no le hacía parecer precisamente
inteligente...
Y si quieres que te borre,
en primer lugar inventas la goma
y luego me mandas la dirección donde
pueda encontrarla...
Sabes, deberías haberlo pensado mejor
antes de precipitarte,
hay cosas que no tienen solución...
Si renunciar a la verdad es olvidarte,
no me lo pidas,
no tienes derecho...
crucé el puente y se elevó detrás de
mi,
diles tú que lo bajen,
y para eso, empieza a mentirte...
Gota de mercurio que tiritas,
penduleas entre el agua y ¿te rompes?
en mis manos...
Un dolor infinito atravesó mi alma,
comprendí que no había escuchado,
que no había aprendido absolutamente
nada
de lo que es y de lo que se muestra...
Escucha, me dijo la luz, hermosa luz...
no busques indicios,
no esperes respuestas de fuera...
todo absolutamente está dentro de ti,
mil mundos, todos los mundos...
Vuélvete ciego y mudo y sordo
y muere por un momento,
sólo así sentirás la música,
esa música sin notas ni ritmo,
esa belleza que escapa de tus dedos
como la paloma de la jaula,
porque eres tú él único que no quiere
poseerla...
Volví a mirarla,
asombrado, temeroso,
cautivado por el mágico hechizo
que nos envuelve cuando sentimos que
alguien,
respirando a nuestro lado,
nos está sonriendo...
Creo que estabas por allí,
perdida entre los columpios,
acunándote, riéndote de no sé qué cosa
elemental...
¿No has pensado que yo pueda ser
irreal?...
¿No has pensado que alguien te está escribiendo
desde el planeta de Alpreidelmar,
por cierto, sin vida humana?...
Ojalá bajes a los infiernos
y todas las maldiciones de antaño
caigan sobre ti
partiendo en dos tus entrañas...
Ojalá que el trueno se rebele contra tu
alma
y te atraviese convirtiéndote en
repulsiva carroña...
Ojalá que sufras en las distancias
estelares,
que los siglos condenen tu cuerpo
macabro
a la perenne procesión de cuerpos
mutilados por la avaricia de tu espíritu,
y que tu alma no encuentre calma ni
sosiego
hasta que las estrellas, una por una,
se desintegren...
Ojalá que tus ojos se apaguen en el
fango
y que la música de tu corazón explote
en sinfonía de éxtasis para sentir que
estás muerto...
Ruego a los dioses
que desaten los nudos de los siete
mares,
los vientos de los siete cielos,
que agarren en su puño la indiferencia
del éter,
y que reúnan en el fondo de los
planetas
la semilla de la muerte para que la
lancen contra ti
hasta que tu sangre fría y morbosa se
convierta en piel de mujer virgen...
Todo esto y mucho más te deseo
por descubrirte sin haberlo deseado
entre la multitud...
...ojos de nadie sobre ninguno...
Fue un arrebato,
quizá poético,
desesperadamente,
fruto del descubrimiento de una
caracola,
una concha marina,
que se había metido dentro,
muy dentro,
¿pero de quién?...
Los átomos se desintegran
en perfecta armonía,
giran, chocan, se revuelven en su basto
imperio...
Olor antiguo,
olor quemado y amargo a café...
llena los labios y los sentidos
de vivencias soñadas y muertas,
enterradas en las pirámides,
sepultadas por la historia,
encontradas en el éxtasis desesperado
para vivir...
Y por vivir los almendros crecen,
floreciendo en invierno,
dando primaveras vírgenes en el corazón
de la isla...
Machos y hembras juntan sus cuerpos,
vibran en arrebatos inconscientes,
se elevan sobre las ciudades,
entonan himnos de gloria
y abandonan jadeantes la batalla,
paralíticos, ciegos, con respiración
entrecortada, con gemidos...
El acantilado cede,
sus piernas se gangrenan
y brotan cicatrices de la ronca
embestida de las olas,
es el pino el que grita
y la bestia se oculta...
La noche lleva charol en sus ojos,
está esperando un varón...
La hoja y la pluma,
la arena y la espuma,
se disputan el trono...
¿quién será la preferida?...
El humo de los cigarros asciende
bastardo,
el cielo se cubre de mantos impropios,
de mantos mediocres...
Las sábanas de satén están manchadas de
sangre,
y la hembra es ajusticiada...
Entra y se va...
No hay pasado,
no hay futuro...
Una pisada en la playa está siendo
destruida por la marea alta...
Y sonríe, si, se está riendo...
¿qué es lo que dice?...
Que no sabe,
que nunca se sabe...
Es por eso que debo encontrar armonía
en tus partes,
aunque desbordes con ello toda teoría
biológica,
todo planteamiento científico,
todo esquema prefijado en la soledad
fingida...
Unicornio alado,
maestro de la luz,
me estás llamando,
pero no puedo acercarme...
Más adelante
es posible que volvamos a sentirnos
bajo una lluvia de meteoros
que arrasen la poca vida
en la que todavía creemos...
Cometa Unicornio,
saeta perdida,
disparada con sangre,
desde la muerte,
o entre la vida,
te espero,
delante del espejo...
Delante del espejo recuerdo mi imagen
perdida,
tal vez sea que los espejos no reflejan
imágenes,
tal vez sea que, eso, delante de mi no
sea un espejo...
¿Cómo demostrar que hay cosas
indemostrables?...
¿Cómo contestar a cosas que no tienen
respuesta, ni la necesitan?...
Sin embargo, desear, es tan inevitable
como la creación en sí misma...
Unicornio magnífico,
me estás llamando,
alzado y potente,
emanado fuerza,
indiscutible misterio...
no, no son tus crestas,
es ese alfiler de marfil,
clavado, crecido, engendrado,
que apunta a las estrellas,
desafiándolas
a la lucha eterna por la posesión del
universo...
Son los puntos creadores del espacio
los que te hacen fuerte...
Cabalgando, alado,
remonta tierras fértiles y busca...
¿qué?...
¿Qué es lo que buscas querido
unicornio?...
¿Por qué miras de esa manera el sol
poniente?...
¿Con qué descaro aseguras que ya no
ilumina?...
¿Qué fue lo que perdiste?...
¿Qué ha sido lo que no encontraste?...
Alguien arriba te está vigilando
y tú,
tú,
lo sabes,
o quizá no lo sabes,
simplemente su olor penetra por entre
tus poros...
¿Serás capaz de despreciarlo?...
Caballo halado de alfiler sin caras:
un diamante, quizá un polígono
estrellado...
No, mucho más que eso, más que todo
eso...
Naciste,
y sin embargo pareces carecer de padres
y genealogía,
también de descendencia...
¿Cómo entonces poder definirte?...
Flotas y no flotas,
simplemente te suspendes, etéreo...
Nunca pasó por tu cabeza abandonar tu
búsqueda...
¿Hacia dónde?...
¿Hasta cuándo?...
¿Para qué?...
Y el abismo oscuro y profundo
forma y deforma tu posible
existencia...
¿Por qué me sigues llamando?...
¿Es posible que haya perdido el código
que me permite sentirte?...
Perdona,
no te había visto..,
estaba pensando en ti.../.
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