MEDITACIÓN, ORACIÓN, CONTEMPLACIÓN...
...No
se ora a un Dios impersonal. La oración auténtica es siempre un signo del hecho
de que Dios, de un modo secreto y escondido, ha tomado la iniciativa de
acercarse personalmente a los seres humanos autorrevelándose a ellos y siendo
acogido por ellos en la fe.
Los
que se confían a Dios en la fe y en la caridad son salvados, por imperfecta que
pueda ser la concepción que tengan del Dios que se ha revelado a ellos. Después
de todo, la salvación depende de la respuesta dada por seres humanos indignos,
en la fe, a una comunicación personal iniciada por Dios.
...Pero,
entre la experiencia religiosa y su formulación hay una diferencia. El
lenguaje, que nos da acceso y nos comunica esta experiencia lo hace de forma
inadecuada. Al transmitirla, la traiciona, porque la experiencia religiosa está
por naturaleza más allá de toda expresión. Los elementos de verdad y de gracia
que en ella se encuentran ocultos, nos obligan a ir más allá de los conceptos
que la enuncian.
...En
las tradiciones religiosas orientales la experiencia religiosa no siempre se ha
expresado en los términos de una relación personal con Dios. La mística advaita
hindú la concibe como un despertarse a la propia identidad con el Brahman. Por
lo que respecta al Budismo, si bien implica en realidad, a pesar de su actitud
gnóstica y de su aspecto no teísta, un Absoluto (impersonal), tampoco en este
caso se profesa ninguna relación personal con Dios. Los budistas hablan de
contemplación y meditación, no de oración.
...Por
el contrario, en el Cristianismo y en las otras religiones monoteístas y
proféticas, la experiencia religiosa adopta la forma de un diálogo
interpersonal entre Dios -que toma la iniciativa- y el ser humano –que responde
a tal iniciativa divina-. Por eso, mientras las religiones “místicas” asiáticas
cultivan la ínstasis (la búsqueda de un Absoluto desconocido “en la cueva del
corazón”), las religiones proféticas están dominadas por el éxtasis o encuentro
con el Dios “totalmente otro”, distinto de sí mismo; las primeras subrayan el
discurso negativo (-extinción-nirvana-vacuidad-sunyata-) y las segundas el
positivo.
...A
pesar de todas las diferencias, una teología cristiana de la experiencia
religiosa tiene que interpretar esta última como una realidad que en todas las
circunstancias implica la autorrevelación y el don de sí del único Dios que se
manifestó plenamente en Jesucristo. La razón teológica de esta afirmación es
tan simple como convincente. Se fundamente en el Shemá de Israel (Dt6, 4:
-“Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno”- Mc12, 29). DIOS
ES UNO SOLO Y NO HAY OTROS. Aquel que realiza obras salvíficas en la historia
humana y que habla a los seres humanos en el secreto de sus corazones es el
mismo Dios. El mismo Dios es, al mismo tiempo, el –“totalmente otro”- y el –“yo
en el centro del yo”-; el –“fuera”-
trascendente y el –“dentro”-
inmanente; el Padre de nuestro Señor Jesucristo es el –“fundamento del ser de
todo lo que es”-. (J. D.)
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