...TRINITAS...
SE DEJÓ CORREGIR POR UNA POBRE
MUJER CANANEA...
La Palabra de Dios se hizo
carne, (Jn 1, 14)
para que también tú, en cuanto
persona, aprendas
como un ser humano puede llegar
un día a ser dios...
Jesucristo, no hay bajo el cielo
otro nombre dado a los seres humanos
por el que nosotros debamos
salvarnos...
La Palabra “habitó entre
nosotros” en Jesucristo, (Jn 1, 14)
si bien es cierto la Sabiduría había tomado
posesión de todo pueblo y nación,
buscando en medio de ellos su
lugar de reposo, (Si 24, 6-12)
plantando su tienda en Israel.
Jesucristo es el camino, la
verdad y la vida,
si bien es cierto que la Palabra que existía antes
que él
era “la luz verdadera que ilumina
a todo hombre” (Jn 1, 9)
viniendo a este mundo.
En estos últimos tiempos, Dios
nos ha hablado por medio del Hijo,
si bien es cierto que previamente
habló muchas veces
y de muchas maneras. (Hb 1, 1)
El Espíritu “no había sido dado”
antes de que Jesús fuera glorificado,
(Jn 7, 39)
Si bien es cierto que desde hacía
mucho tiempo (Sb 11, 24-12, 1)
había estado presente en todas
las cosas que existen.
Jesucristo es el “testigo
fiel”, (Ap 1, 5; 3,14)
si bien es cierto que Dios no
dejó de dar testimonio de sí mismo
en ningún momento. (Hb 14, 17)
ESPÍRITU SANTO...
Sin el Espíritu Santo,
Dios está lejano,
Jesucristo queda en el pasado,
el Evangelio es como letra
muerta,
la Iglesia una simple
organización,
la autoridad, una dominación,
la misión, una propaganda;
el culto, una evocación,
el actuar cristiano, una moral de
esclavos.
Pero con el Espíritu Santo,
el cosmos es exaltado y gime
hasta que dé a luz el Reino,
el Cristo Resucitado está
presente;
el Evangelio es una potencia de
vida,
la Iglesia significa la
comunión trinitaria,
la autoridad, un servicio
liberador,
la misión, un nuevo Pentecostés,
la liturgia, un memorial y una
anticipación;
el actuar humano es deificado.
Ignacio
IV de Antioquia. Upsala 1986.
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