TAUROLPRAIDELMOR
En todas las plazas del mundo
lo torearon,
y en la suerte de matar
ganaba siempre al torero....
¡qué suerte!
¡qué muerte!
¡qué sorpresa!...
Se ganaba el indulto,
así lo creía.
No tenían por qué morir los dos.
Bastaba una sangre sobre la
arena.
.../...
Hasta
que llegó su noche más oscura
y se dejó ir
sin saber muy bien por qué,
ni a dónde...
Cansado, una noche,
descubrió, en un establo,
que ya no era
sino el viejo compañero de un
burro
tan viejo como él...
...y se ofrecieron
con su aliento y su cuerpo
a calentar a un niño
recién nacido...
...que acariciándoles el hocico
les sonreía.../.
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