martes, 7 de mayo de 2013

Coronas



CORONAS...                                                                                                               
            ...Nunca le hagas caso a un amante,
incluso la verdad te la dirá mintiendo...
Sientes que ha llegado el momento
de que un nuevo anillo
se sume al nudo de las serpientes...
...sobre el cuerpo de lo visible
lo invisible reafirma ahora sus derechos
con el rigor más severo:
sus relaciones,
largo tiempo difundidas
y mezcladas en la vida sobre la tierra
encontrarán en otro lugar su baricentro,
en Alpreidelmar...
Se reivindica la supremacía del otro mundo:
aislado, separado, silencioso,
vital,
que culmina en la flor de lo visible,
y tú eres para mí esa flor,
en Alpreidelmar...
por sobre el lago sopla el viento
y remueve la superficie del agua...
así se manifiestan efectos visibles de lo invisible...
Allí donde los perros no consiguen seguir las pistas
por la violencia del perfume de las flores,
sorprende al viajero el Templo de Antea...
Antea es la fuerza
que ayuda a la mirada a verse a sí misma,
la capacidad de control,
la habilidad de dominarse,
de dominar,
la agudeza de la mirada,
la sobria elección de los medios
adecuados para alcanzar los fines:
todo esto aleja a la mente de las fuerzas,
concede la ilusión,
eficaz a veces,
de utilizarlas sin ser utilizado por ellas...
ilusión eficaz que con frecuencia se confirma...
La mirada se ha vuelto indiferente
y lúcida hacia todo,
pronta a captar cualquier ocasión
y aprovecharla de nuevo...
pero, en esta mirada circular,
sigue habiendo una mancha negra,
un punto que la mirada no ve:
ella misma...
la mirada no ve la mirada...
no reconoce que ella misma es una fuerza
como las que entonces pretende dominar...
...Me pregunto quién eres
y un nudo se forma en mi garganta...
curiosa materia sin calificación...
conflicto infinito donde convergen las dudas,
resueltas unas, por resolver otras,
y todo por venir, quizá para marcharse...
Porque haber que tenemos aparte de mucho porvenir...
La posición de los astros grita el cómico teorema,
números repetidos e irrepetibles marcan el nacimiento,
y es tu vida un poema que olvidarás
haber encontrado en una biblioteca llena de telarañas...
Quizá seas, lo pareces al menos,
un producto del azar,
un arlequín que copia,
se inventa y comparte el juego,
y que no puede perder por ser el juego puro juego...
Hay dioses con resaca que no apagan la colilla,
dejan que se consuma poco a poco, sin prisas,
deben tener el tiempo calculado con errores despreciables...
Cronos entra en una relojería y se compra un reloj de arena,
sin cronómetro...
Yo sé que no hay aires de grandeza ni en tus obras ni en tus palabras...
quizá es la rabia
que se materializa cuando rindes culto
o enciendes una vela ante lo que no ves...
Si, en eso han sido generosos esos resacosos,
y un tanto cobardes...
No aparecen si les citas en aquella farola...
¿Por qué lloras?...
¿No ves bien?...Ten en cuenta que...
¿Quién sabe?...
¿No fue siempre acaparar igual a perder?...
Resultan emocionantes los quehaceres de la humanidad...
Existen manuscritos
con una excesiva presencia de pies,
hablan de razón, de verdad –dad lo que veis-,
de verdad de la buena
y de aquella que se nos escapó,
como todas...
Y los seres que crean los manuscritos se congratulan de su noble empresa,
la definen unos como la redención de la especie humana,
otros como libertad,
y otros objetan: “no me sea usted paliza”...
Los más ni siquiera los crean,
no se lo creen,
no les enseñaron que deben utilizar las manos,
y así van, de cabeza siempre,
tan razonables...
Son canchales de sonidos,
formas, signos escritos...
son estrellas de mar que no regeneran brazos,
y si se deciden a hacerlo
las células ya están copiadas,
calcadas de un código genético inmutable...
Existen otras leyes
que no se definen como fuerza de la gravedad
ni constante de los gases nobles,
son fuerzas tan reales como las piedras,
pero debe ser que todos han perdido la vista...
La creación es vivir,
pero esto rompe algunos esquemas –porque vivir es amar-...
La llave de las siete puertas
que conducen a dios sabe donde
la tragaste cuando naciste y nunca podrás vomitarla,
y tú lo sabes,
porque es tu vida la búsqueda incansable de tu sino...
Su fallo y nuestra ventaja
es poder pensar y poder sentir...
ahí precisamente se equivocaron,
si, esos dioses incapaces del mínimo suicidio se equivocaron,
y mientras tú sigas cambiando
tu moneda por especias
algo impetuoso se estará formando en las entrañas del planeta...
No sé quién eres y tampoco lo que significas...
estás ahí, firme,
con los puños cerrados,
mirando a la nada,
pensando en tu impotencia,
y sigues respirando,
cada vez más fuerte...
No abandonarás tan pronto,
y yo tampoco...
Pero ayer lloré, y mucho...
toda queja lleva consigo un sufrimiento,
y este se alivia en parte por la queja,
una queja muy pequeña,
imperceptible,
muy pequeña, muy pequeña...
Es imposible creer en la justicia
cuando sólo la podemos encontrar en los diccionarios,
no podemos creer en los imperpavustus,
nadie nos los presentó...
y llega un momento en que los imperpavustus nos hacen indiferentes,
sólo conocemos su nombre
y advertimos curiosamente que se escriben con uve, nada más...
y pasado ese momento sabemos que son
buenos, malos, son simplemente, son...
Y los justos, los buenos imperpavustus,
gobiernan la Tierra,
la convierten en Edén,
sin saber nada,
sin intuir nada,
todo dicen hacerlo por buena voluntad...
mientras, los injustos, los malos imperpavustus,
son unos mediocres,
desgraciados, impotentes y desalmados bichos salvajes
que lo saben todo,
que intuyen todo
y por eso nada les está prohibido...
¿De qué les serviría decir que está lloviendo,
que la rosa se marchita,
que hoy su corazón se parte en mil pedazos?...
Terrible respuesta para unas manos
y unos ojos que se han visto crecer,
un minuto, una sombra, una brisa, la nada...
Todo concentrado en el núcleo atómico de una esfera violeta,
un suspiro,
una descarga,
la música...
Con música hablas en el minuto,
triste insistencia
en no renunciar a la eterna caricia
de un alto mensaje,
minuto despierto, tranquilo y ya acabado...
Torpe, inseguro,
detienes tu paso, por ese minuto,
por ese suicidio que inadecuado pasa...
Aprisionar el tiempo hasta llegar a olvidarlo,
tiemblan sumisas las pestañas
y anuncian el sueño,
piden cansadas la paz de los campos
como la danza de las espigas
y los cipreses altivos...
el minuto que todo lo colma,
que todo lo aparta,
que llega hasta todo
por no ser de nada,
con nada,
por nada...
Grita...
¿Qué pides...
¿Qué estás rompiendo?...
¡Qué estás volando
sin saber que estás abajo
y son los océanos los que empujan tus dedos y envuelven tus canas!...
Terrible minuto,
complejo y distante, temido...
¿Quién quiere apartarte?...
relegado a cálculos,
siendo así sesenta vidas perdidas,
tiradas, pequeñas...
somos incapaces de asirlas contra el pecho
y sentirlas brillando...
Quisieras perderte en tan sólo un minuto,
gritando a los dioses que todo es mentira...
detienes tus pasos,
contemplando absorto la gracia que emana de tus propias sombras
teñidas de luces del ocaso,
y por un minuto el color derrite el muro...
ya no importa que un día todo se olvide,
que incluso el presente no sea ahora,
porque ahora es siempre
y siempre este minuto...
Pero no cayó,
sólo tendió su cuerpo bajo la lluvia,
sólo formó parte de los caminos mojados,
del perfume de la tierra cubierta de aguas y mares de nubes...
Volvió sin miedo,
eterno retorno...
un brazo pesado sujeta otro brazo
ansioso de sueños,
de eternos saludos a la Luna...
Unidos en la noche sujetan unidos la tierra,
las tumbas, los años, las aguas...
Discurren como limpias velas,
hablando los brazos con bocas de plata...
Comprendió al fin
que su salida fue inútil,
su camino un tiempo circular
entorno a un eje imantado de prejuicios acumulados
a través de las generaciones,
su destino una posibilidad de locura derivada de la incomprensión...
Impotente y desnudo
permaneció en silencio bajo las nubes...
sólo el tiempo puede perderse
y él nunca tuvo noción de lo que representaba...
Un trueno poderoso descargó rencores partiendo el día...
su corazón, también partido saludó acogiendo la llegada de la lluvia...
algo muy fuerte se entretenía en unir las distintas naturalezas...
Giró la cabeza y una lágrima resbaló por su rostro
cristalizando un suspiro retenido en la ausencia...
se alejó temblando,
cansado de su fracaso...
Entonces cantó el cuervo,
-“Privar al café de azúcar no es la mejor forma de acostumbrarse a la ausencia”-...
jamás es siempre
y siempre este minuto...
después se oyó un disparo
y el cuerpo del cuervo cayó sin vida sobre el escenario...
Mira, mira, contempla las sombras
cubren los tejados
y disipan la tierna claridad de unas alas púrpuras bajo el sol...
son estas las que despiertan vida de la muerte,
descubren trazos nunca imaginados,
ocultos bajo los colores que deforman las formas ya ausentes...
Es odio, quizá la llama del amor más puro
se vuelve daga y clava con sus garras los ojos
donde no existe más que miedo,
miedo a lo desconocido y siempre buscado,
tan vivo, tan alerta
como la pantera refugiada entre los claroscuros y los sudores acobardados...
Grita, te digo,
y retuerces tus manos con gestos gatunos,
controlando la energía de tu sangre caliente...
Dispararon como bestias
y el héroe cayó llorando...
¿Qué solaz tendrá el guerrero?...
desnudo, en el silencio...
...quedan gotas de plomo que pesan terribles,
ahogando las respiraciones,
haciendo de un minuto toda una existencia,
el tesoro exquisito,
un minuto, toda la obra,
todo el sentido que pudiera tener el dejar de permanecer para crear,
tal vez para elegir,
un minuto tan sólo...
poca cosa queda,
un minuto y una ninfa
con nombre robado...
una estrella parpadea
porque algo ya ha muerto,
en un minuto...
Perdía una y otra vez
descartándose de los reyes,
en lugar de conservarlos
como grandes tesoros,
porque los reyes carecían de valor según su personal interpretación del juego
y más en aquella jugada...
y  comenzó a caminar al amanecer.
No había entrado en calor
cuando la tormenta comenzó a levantarse desde poniente...
ni tan siquiera pensó en la necesidad de un refugio,
si era la lluvia la que quería mojarle,
quién era él para no permitírselo,
quién era él para domesticar los fenómenos naturales...
Deja que tenga sesenta razones para no perderte,
será como quemarse en el agua,
o beber de la tierra,
poco importa...
Al otro lado de la calle,
en la plazoleta, justo frente al semáforo en rojo,
una gabardina portadora de un anciano con hombros descomunales
sujeta palomas teñidas de claros blancos grisáceos...
llegan a él como a su casa,
las acaricia tiernamente y se dejan,
cómo no habrían de dejarse...
Nunca vi palomas tan contentas ni anciano tan rejuvenecido,
porque no eran brazos lo que tenía por extremidades superiores,
tan superiores que atraían a las palomas
como dedos imantados y además sin alpiste,
eso era lo espectacular,
sólo caricias,
nada tan simple,
caricias como único alimento...
Al ladrido de un perro envidioso
se escaparon nerviosas,
sobrevolando las calles
hasta la ondulante bandera de una residencia
ya vieja como sus huéspedes perpetuos
sin retorno al mundo...
Empezaron a bajar una por una
de su modesta fortaleza
y coronando su cabeza
o rellenando sus manos vacías
volvieron a posarse
seducidas por no sé qué extraño perfume de aquel anciano milenario.
Sería su sonrisa,
o ese aire natural de quien espera sin prisas
a quién vendrá sin retraso
al punto desacordado,
porque lo que menos importa es el lugar
y la hora de la cita...
Saben encontrarse,
hay algo entre ellos que los une para siempre...
Paraíso siempre pintado,
siempre perdido,
aparecido en estados alterados...
¿y si no fuese así?...
y en las noches sensuales con cuerpo de mujer ardiente...
mira, ya ves,
aquí el Edén, aquí un pobre diablo...
No se entienden las sombras en la noche
ni las estrellas en el día,
porque la noche es la madre sombra
y el día el fruto de la madre estrella...
Unas palabras calaron mi alma...
la verdad es que no recuerdo si alguna vez estuvo en mis manos,
sin embargo de alguna manera
sentí que llegué a besar... te...
Quizá lo llevara dentro,
quizá duro un instante su presencia,
pero estaba tan cerca, tan claro...
con la Luna decreciente
que se elevaba como diadema sobre tu pelo...
La verdadera magia
no está ni en el sombrero ni en el conejo,
ni siquiera está en...
...son nuestros sentidos los que provocan gigantes
en lugar de molinos
y nuestra mente la ingeniosa dama que los asesora...
No existe conjunción más perfecta
ni mecanismo natural tan arrebatadoramente hermoso...
Después de todo
después de tanto...
¿Sería el castigo lo que buscaba?...
desde luego su comportamiento no tenía más explicación
que el dolor por el puro placer del sufrimiento...
y la herida se abría para poder ser curada con dosis progresivas de cariño...
Introducía las llaves inconscientemente
y calculando –lo intentaba al menos- los riesgos
al mismo tiempo...
esto no le hacía parecer precisamente inteligente...
Y si quieres que te borre,
en primer lugar inventas la goma
y luego me mandas la dirección donde pueda encontrarla...
Sabes, deberías haberlo pensado mejor antes de precipitarte,
hay cosas que no tienen solución...
Si renunciar a la verdad es olvidarte,
no me lo pidas,
no tienes derecho...
crucé el puente y se elevó detrás de mi,
diles tú que lo bajen,
y para eso, empieza a mentirte...
Gota de mercurio que tiritas,
penduleas entre el agua y ¿te rompes?
en mis manos...
Un dolor infinito atravesó mi alma,
comprendí que no había escuchado,
que no había aprendido absolutamente nada
de lo que es y de lo que se muestra...
Escucha, me dijo la luz, hermosa luz...
no busques indicios,
no esperes respuestas de fuera...
todo absolutamente está dentro de ti,
mil mundos, todos los mundos...
Vuélvete ciego y mudo y sordo
y muere por un momento,
sólo así sentirás la música,
esa música sin notas ni ritmo,
esa belleza que escapa de tus dedos como la paloma de la jaula,
porque eres tú él único que no quiere poseerla...
Volví a mirarla,
asombrado, temeroso,
cautivado por el mágico hechizo
que nos envuelve cuando sentimos que alguien,
respirando a nuestro lado,
nos está sonriendo...
Creo que estabas por allí,
perdida entre los columpios,
acunándote, riéndote de no sé qué cosa elemental...
¿No has pensado que yo pueda ser irreal?...
¿No has pensado que alguien te está escribiendo
desde el planeta de Alpreidelmar,
por cierto, sin vida humana?...
Ojalá bajes a los infiernos
y todas las maldiciones de antaño caigan sobre ti
partiendo en dos tus entrañas...
Ojalá que el trueno se rebele contra tu alma
y te atraviese convirtiéndote en repulsiva carroña...
Ojalá que sufras en las distancias estelares,
que los siglos condenen tu cuerpo macabro
a la perenne procesión de cuerpos mutilados por la avaricia de tu espíritu,
y que tu alma no encuentre calma ni sosiego
hasta que las estrellas, una por una, se desintegren...
Ojalá que tus ojos se apaguen en el fango
y que la música de tu corazón explote
en sinfonía de éxtasis para sentir que estás muerto...
Ruego a los dioses
que desaten los nudos de los siete mares,
los vientos de los siete cielos,
que agarren en su puño la indiferencia del éter,
y que reúnan en el fondo de los planetas
la semilla de la muerte para que la lancen contra ti
hasta que tu sangre fría y morbosa se convierta en piel de mujer virgen...
Todo esto y mucho más te deseo
por descubrirte sin haberlo deseado
entre la multitud...
...ojos de nadie sobre ninguno...
Fue un arrebato,
quizá poético,
desesperadamente,
fruto del descubrimiento de una caracola,
una concha marina,
que se había metido dentro,
muy dentro,
¿pero de quién?...
Los átomos se desintegran
en perfecta armonía,
giran, chocan, se revuelven en su basto imperio...
Olor antiguo,
olor quemado y amargo a café...
llena los labios y los sentidos
de vivencias soñadas y muertas,
enterradas en las pirámides,
sepultadas por la historia,
encontradas en el éxtasis desesperado para vivir...
Y por vivir los almendros crecen,
floreciendo en invierno,
dando primaveras vírgenes en el corazón de la isla...
Machos y hembras juntan sus cuerpos,
vibran en arrebatos inconscientes,
se elevan sobre las ciudades,
entonan himnos de gloria
y abandonan jadeantes la batalla,
paralíticos, ciegos, con respiración entrecortada, con gemidos...
El acantilado cede,
sus piernas se gangrenan
y brotan cicatrices de la ronca embestida de las olas,
es el pino el que grita
y la bestia se oculta...
La noche lleva charol en sus ojos,
está esperando un varón...
La hoja y la pluma,
la arena y la espuma,
se disputan el trono...
¿quién será la preferida?...
El humo de los cigarros asciende bastardo,
el cielo se cubre de mantos impropios,
de mantos mediocres...
Las sábanas de satén están manchadas de sangre,
y la hembra es ajusticiada...
Entra y se va...
No hay pasado,
no hay futuro...
Una pisada en la playa está siendo destruida por la marea alta...
Y sonríe, si, se está riendo...
¿qué es lo que dice?...
Que no sabe,
que nunca se sabe...
Es por eso que debo encontrar armonía en tus partes,
aunque desbordes con ello toda teoría biológica,
todo planteamiento científico,
todo esquema prefijado en la soledad fingida...
Unicornio alado,
maestro de la luz,
me estás llamando,
pero no puedo acercarme...
Más adelante
es posible que volvamos a sentirnos bajo una lluvia de meteoros
que arrasen  la poca vida
en la que todavía creemos...
Cometa Unicornio,
saeta perdida,
disparada con sangre,
desde la muerte,
o entre la vida,
te espero,
delante del espejo...
Delante del espejo recuerdo mi imagen perdida,
tal vez sea que los espejos no reflejan imágenes,
tal vez sea que, eso, delante de mi no sea un espejo...
¿Cómo demostrar que hay cosas indemostrables?...
¿Cómo contestar a cosas que no tienen respuesta, ni la necesitan?...
Sin embargo, desear, es tan inevitable como la creación en sí misma...
Unicornio magnífico,
me estás llamando,
alzado y potente,
emanado fuerza,
indiscutible misterio...
no, no son tus crestas,
es ese alfiler de marfil,
clavado, crecido, engendrado,
que apunta a las estrellas,
desafiándolas
a la lucha eterna por la posesión del universo...
Son los puntos creadores del espacio los que te hacen fuerte...
Cabalgando, alado,
remonta tierras fértiles y busca...
¿qué?...
¿Qué es lo que buscas querido unicornio?...
¿Por qué miras de esa manera el sol poniente?...
¿Con qué descaro aseguras que ya no ilumina?...
¿Qué fue lo que perdiste?...
¿Qué ha sido lo que no encontraste?...
Alguien arriba te está vigilando
y tú,
tú,
lo sabes,
o quizá no lo sabes,
simplemente su olor penetra por entre tus poros...
¿Serás capaz de despreciarlo?...
Caballo halado de alfiler sin caras:
un diamante, quizá un polígono estrellado...
No, mucho más que eso, más que todo eso...
Naciste,
y sin embargo pareces carecer de padres y genealogía,
también de descendencia...
¿Cómo entonces poder definirte?...
Flotas y no flotas,
simplemente te suspendes, etéreo...
Nunca pasó por tu cabeza abandonar tu búsqueda...
¿Hacia dónde?...
¿Hasta cuándo?...
¿Para qué?...
Y el abismo oscuro y  profundo
forma y deforma tu posible existencia...
¿Por qué me sigues llamando?...
¿Es posible que haya perdido el código que me permite sentirte?...
Perdona,
no te había visto..,
estaba pensando en ti.../.

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