miércoles, 15 de mayo de 2013

Meditación, Oración,Contemplación...






MEDITACIÓN, ORACIÓN, CONTEMPLACIÓN...


            ...No se ora a un Dios impersonal. La oración auténtica es siempre un signo del hecho de que Dios, de un modo secreto y escondido, ha tomado la iniciativa de acercarse personalmente a los seres humanos autorrevelándose a ellos y siendo acogido por ellos en la fe.
            Los que se confían a Dios en la fe y en la caridad son salvados, por imperfecta que pueda ser la concepción que tengan del Dios que se ha revelado a ellos. Después de todo, la salvación depende de la respuesta dada por seres humanos indignos, en la fe, a una comunicación personal iniciada por Dios.
            ...Pero, entre la experiencia religiosa y su formulación hay una diferencia. El lenguaje, que nos da acceso y nos comunica esta experiencia lo hace de forma inadecuada. Al transmitirla, la traiciona, porque la experiencia religiosa está por naturaleza más allá de toda expresión. Los elementos de verdad y de gracia que en ella se encuentran ocultos, nos obligan a ir más allá de los conceptos que la enuncian.
            ...En las tradiciones religiosas orientales la experiencia religiosa no siempre se ha expresado en los términos de una relación personal con Dios. La mística advaita hindú la concibe como un despertarse a la propia identidad con el Brahman. Por lo que respecta al Budismo, si bien implica en realidad, a pesar de su actitud gnóstica y de su aspecto no teísta, un Absoluto (impersonal), tampoco en este caso se profesa ninguna relación personal con Dios. Los budistas hablan de contemplación y meditación, no de oración.
            ...Por el contrario, en el Cristianismo y en las otras religiones monoteístas y proféticas, la experiencia religiosa adopta la forma de un diálogo interpersonal entre Dios -que toma la iniciativa- y el ser humano –que responde a tal iniciativa divina-. Por eso, mientras las religiones “místicas” asiáticas cultivan la ínstasis (la búsqueda de un Absoluto desconocido “en la cueva del corazón”), las religiones proféticas están dominadas por el éxtasis o encuentro con el Dios “totalmente otro”, distinto de sí mismo; las primeras subrayan el discurso negativo (-extinción-nirvana-vacuidad-sunyata-) y las segundas el positivo.
            ...A pesar de todas las diferencias, una teología cristiana de la experiencia religiosa tiene que interpretar esta última como una realidad que en todas las circunstancias implica la autorrevelación y el don de sí del único Dios que se manifestó plenamente en Jesucristo. La razón teológica de esta afirmación es tan simple como convincente. Se fundamente en el Shemá de Israel (Dt6, 4: -“Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno”- Mc12, 29). DIOS ES UNO SOLO Y NO HAY OTROS. Aquel que realiza obras salvíficas en la historia humana y que habla a los seres humanos en el secreto de sus corazones es el mismo Dios. El mismo Dios es, al mismo tiempo, el –“totalmente otro”- y el –“yo en el centro del yo”-; el –“fuera”-  trascendente  y el –“dentro”- inmanente; el Padre de nuestro Señor Jesucristo es el –“fundamento del ser de todo lo que es”-.         (J. D.)
                       


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